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torias con nombre y apellido
Por el camino de los sueños
German Cabral aún festeja
el título de ingeniero civil que
logró con envidiable tenacidad y
empeño. Su historia es ejemplo
de que a cada logro le sucede
un nuevo desafío. Instalado
en La Plata, vuelve a ver a su
Misiones natal como próximo
destino. El trabajo en YPF y el
volante publicitario que torció
el rumbo de su historia.
Germán ya había tomado aire para soplar la ingeniería. Su paso por un colegio técnico lo acercó a HISTORIAS DE VIDA
las velitas de su torta de cumpleaños y su decisión final: “En la escuela no sabía muy bien qué
cumplir a rajatabla el ritual de pedir sus tres era la ingeniería”, se sincera Germán. “Pensaba que era
deseos, como lo ha hecho, sin falta, cada 28 imposible para mí. Números, cálculos y esas cosas. Me
de mayo. Pero una reacción repentina cortó inclinaba más para la arquitectura hasta que un día, un
su inspiración: por primera vez, se había que- profesor comenzó a preguntar a la clase qué íbamos a
dado sin deseos que añorar ni sueños que estudiar. Cuando dije arquitectura, se acercó para acon-
cumplir. El dato no lo frustró; por el contra- sejarme que siguiera ingeniería”.
rio, lo sumergió en una enorme satisfacción.
Cayó en la cuenta de que su mayor deseo se El joven misionero destaca la sensibilidad del docente
había cumplido hacía poco más de un mes: que pudo detectar su incipiente vocación por la disci-
recibirse de ingeniero civil. plina. “El profe conocía a sus alumnos, nos encarrilaba,
nos contestaba bien, y me convenció con sus argumen-
El dueño del sueño acuñado por años y tos. Me dijo que el país necesitaba ingenieros, que no se
que marcara el rumbo de buena parte de trataba sólo de números y cálculos, y me habló del pres-
su vida se llama Germán Cabral, un joven tigio de la Universidad de La Plata y de la tranquilidadde
oriundo de Posadas, Misiones, que egresó el esta ciudad”, cuenta Germán. Una curiosidad: el docente
17 de abril de la Facultad de Ingeniería de la al que Germán no olvidará jamás es arquitecto.
UNLP, habiendo cursado la mayor parte de la
carrera viviendo en el Albergue Universitario, Largo viaje
junto a una treintena de jóvenes el primer año
y con más de cien después (Ver recuadro: “El De La Plata sólo sabía que era la capital de la provincia
Albergue es…”) de Buenos Aires, comenta entre risas el flamante inge-
niero civil, y comienza a relatar parte de su historia. Corría
Germán comenzó a desandar el camino el año 2010; tenía la idea fija de irse. Algunos problemas
que lo llevaría a recibirse de ingeniero civil familiares y su firme decisión de estudiar lo empujaron
desde muy chico, sin siquiera saber que lo a abandonar su ciudad natal. La falta de recursos no le
que soñaba despierto se emparentaba con permitió afrontar los costos de vivir solo en La Plata y
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Por el camino de los sueños
German Cabral aún festeja
el título de ingeniero civil que
logró con envidiable tenacidad y
empeño. Su historia es ejemplo
de que a cada logro le sucede
un nuevo desafío. Instalado
en La Plata, vuelve a ver a su
Misiones natal como próximo
destino. El trabajo en YPF y el
volante publicitario que torció
el rumbo de su historia.
Germán ya había tomado aire para soplar la ingeniería. Su paso por un colegio técnico lo acercó a HISTORIAS DE VIDA
las velitas de su torta de cumpleaños y su decisión final: “En la escuela no sabía muy bien qué
cumplir a rajatabla el ritual de pedir sus tres era la ingeniería”, se sincera Germán. “Pensaba que era
deseos, como lo ha hecho, sin falta, cada 28 imposible para mí. Números, cálculos y esas cosas. Me
de mayo. Pero una reacción repentina cortó inclinaba más para la arquitectura hasta que un día, un
su inspiración: por primera vez, se había que- profesor comenzó a preguntar a la clase qué íbamos a
dado sin deseos que añorar ni sueños que estudiar. Cuando dije arquitectura, se acercó para acon-
cumplir. El dato no lo frustró; por el contra- sejarme que siguiera ingeniería”.
rio, lo sumergió en una enorme satisfacción.
Cayó en la cuenta de que su mayor deseo se El joven misionero destaca la sensibilidad del docente
había cumplido hacía poco más de un mes: que pudo detectar su incipiente vocación por la disci-
recibirse de ingeniero civil. plina. “El profe conocía a sus alumnos, nos encarrilaba,
nos contestaba bien, y me convenció con sus argumen-
El dueño del sueño acuñado por años y tos. Me dijo que el país necesitaba ingenieros, que no se
que marcara el rumbo de buena parte de trataba sólo de números y cálculos, y me habló del pres-
su vida se llama Germán Cabral, un joven tigio de la Universidad de La Plata y de la tranquilidadde
oriundo de Posadas, Misiones, que egresó el esta ciudad”, cuenta Germán. Una curiosidad: el docente
17 de abril de la Facultad de Ingeniería de la al que Germán no olvidará jamás es arquitecto.
UNLP, habiendo cursado la mayor parte de la
carrera viviendo en el Albergue Universitario, Largo viaje
junto a una treintena de jóvenes el primer año
y con más de cien después (Ver recuadro: “El De La Plata sólo sabía que era la capital de la provincia
Albergue es…”) de Buenos Aires, comenta entre risas el flamante inge-
niero civil, y comienza a relatar parte de su historia. Corría
Germán comenzó a desandar el camino el año 2010; tenía la idea fija de irse. Algunos problemas
que lo llevaría a recibirse de ingeniero civil familiares y su firme decisión de estudiar lo empujaron
desde muy chico, sin siquiera saber que lo a abandonar su ciudad natal. La falta de recursos no le
que soñaba despierto se emparentaba con permitió afrontar los costos de vivir solo en La Plata y
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